martes, 26 de abril de 2016

Historia de la arqueología: una critica a la importancia de esta ciencia

Datos de la autora: 
Katherine L. García 
Estudiante de Licenciatura en Arqueología 
San Salvador, 2016

Desde el inicio de los tiempos, el ser humano ha demostrado interés en conocer su pasado y es entonces cuando la arqueología empieza a verse como un método de conocer este pasado. A pesar de ello, la arqueología es una disciplina compuesta por diferentes opiniones respecto a su objetivo y en la forma en la que se debe llegar a estos objetivos; por ello, Trigger (1992) realiza un estudio sobre la importancia del estudio de la historia de la arqueología en el que  plantea que un enfoque histórico permite examinar las interpretaciones arqueológicas y relación con su medio social y cultural. Actualmente el estudio de la arqueología es vista popularmente irrelevante para la resolución de problemáticas contemporáneas por lo que estoy de acuerdo con que el estudio de la historia de la arqueología y la arqueología como tal es muy importante pues a partir de ella se puede encontrar la solución a problemas que han estado presentes en diferentes épocas y Áreas geográficas.

Trigger (1992) propone también que en el pasado los arqueólogos emplearon teorías que si bien no cuentan con un origen que constituya lo que Kuhn denomina un paradigma de investigación, formaban algún tipo de marco teórico; D. L. Clarke (citado en Trigger 1992) aporta a esta idea describiendo la arqueología en un estado pre paradigmático considerándola una indisciplinada disciplina empírica. Personalmente considero que si bien en un inicio la arqueología carecía de un método sistemático para su desempeño, en los últimos años ha llegado a desarrollarse como una ciencia constituida por teorías, métodos, sistemas y con unas herramientas e instrumentos determinados. Es posible que Clarke afirme lo anterior debido la complejidad que tiene la arqueología dado que sus métodos y teorías varían tanto en el tiempo como en el área geográfica en el que se desempeñe pero el mismo Trigger afirma que la teoría arqueológica no es lineal o predecible pues se adecua a las necesidades que el arqueólogo observe y a los nuevos descubrimientos con respecto a los nuevos datos arqueológicos sobre el comportamiento humano por lo que considero que el concepto de Clarke sobre la arqueología es erróneo.

Toulmin (citado en Trigger 1992), respalda la idea de que ciencias como la arqueología experimentan cambios graduales o progresivos por lo que se afirma que es una ciencia cuyo crecimiento es acumulativo con respecto a su conocimiento del pasado y dicho crecimiento no puede ser lineal pues dependerá de los nuevos descubrimientos y este cambio puede ser paulatino como propone Trigger. En mi opinión en el caso de que el descubrimiento sea muy significativo y contradiga una idea ya aceptada por muchos arqueólogos, un cambio puede llegar a ser considerado como radical pues ocasionalmente los arqueólogos pueden llegar a fracasar con el desarrollo de sus ideas o con la interpretación de los datos dado que sus interpretaciones pueden llegar a ser influenciadas por sus creencias, su entorno y su cosmovisión por lo que es necesario desarrollar con mucha atención y precaución las interpretaciones arqueológicas.

El planteamiento de Toulmin (citado en Trigger 1992), es contradicho por Kuhn (citado en Fernández 2000, p. 21) afirmando que la ciencia no avanza de forma continua y acumulativa, sino por cambios bruscos y rápidos llamados “revoluciones científicas”, separados por periodos más largos de “ciencia normal” en los que domina un “paradigma” científico” idea en la cual considero que tiene más razón Toulmin pues un conocimiento científico es desarrollado conforme se va obteniendo la información y dependiendo de las interpretaciones que se vayan tomando en cuenta para un estudio por lo que hasta cierto punto una ciencia puede avanzar de forma continua y acumulativa, pero esto no debe ser necesariamente así ya que toda ciencia va evolucionando, se van creando nuevos métodos, herramientas, sistemas, etc. por lo que todo conocimiento debería estar abierto a ser modificado.

Otro factor que incide dentro de la interpretación arqueológica es su diversidad regional pues dependiendo de la escuela a la que sigan los arqueólogos así serán sus interpretaciones e investigaciones considerando que se han observado tradiciones regionales en la interpretación arqueológica e incluso es algo que se puede observar al estudiar los informes de los arqueólogos de un mismo país como por ejemplo El Salvador, donde la arqueología ha sido desempeñada por arqueólogos de diferentes nacionalidades y corrientes por lo que si vemos por ejemplo los informes de excavaciones en el área de Chalchuapa, nos encontraremos con diferentes métodos aplicados para las investigaciones y con diferentes formas de plantear y formular una interpretación. Trigger (1992) afirma que las causas de estas diferencias no han sido estudiadas, pero Kuhn (citado en Fernández 2000) afirma que para la interpretación de nuevos datos, inciden los motivos psicológicos, religiosos, prácticos y políticos de una persona y a eso debo de agregar factores como los sentimientos o emociones, los antecedentes con los que se cuentan y sus interpretaciones.

Trigger (1992), afirma también que los positivistas consideran que todo dato analizado por métodos científicos será válidos e independientes de las creencias o prejuicios del investigador; a pesar de ello, otros arqueólogos consideran que las condiciones sociales no solo influyen en los resultados sino también en las preguntas. El planteamiento que hace Trigger me parece muy acertado pues se quiera o no, las condiciones sociales de un investigador influyen constantemente dentro de sus estudios y es por ello por lo que actualmente se conocen diferentes escuelas arqueológicas como las propuestas por Gosden (1999) quien explica la escuela británica y la americana y establece las diferencias de estas escuelas.

La idea de que las condiciones sociales de un investigador está influenciada por las condiciones sociales de su entorno está planteada también por Jürgen Habermas y Herbert Marcuse (citados en Trigger, 1992) por lo que es posible afirmar que las condiciones sociales no son las únicas que influyen dentro de los estudios de los investigadores considerando que aspectos como los conceptos que este maneja son de igual importancia por lo que al momento de realizar una investigación es necesario contar con una información de diferentes puntos de vista; de este modo, las investigaciones serán mucho más integras y la influencia que pueden llegar a ejercer factores como el contexto social podrían disminuirse.

A diferencia de lo planteado por Trigger (1992) sobre la influencia que ejercen las condiciones sociales ante una investigación, debo discrepar un poco pues si bien, considero que si ejercen una influencia significativa, no debemos olvidar que los contextos sociales, las creencias, valores, conceptos y principios pueden ser modificados, influenciados y muchas veces controlados por lo que una investigación no siempre es influenciada por estos aspectos y el conocimiento al respecto para con los investigadores debe ser necesario, de este modo se pueden buscar alternativas que disminuyan el efecto producido por su contexto social o cualquier otro factor que podría incidir en la investigación.

Una metodología con la cual se puede disminuir el efecto producido por el contexto social en el que vive y trabaja un investigador puede ser lo propuesto por Trigger (1992) con respecto a los datos arqueológicos, afirmando que los datos y el método que se toman en cuenta para una investigación dependen del investigador por lo que es el quien decide la perspectiva de su investigación por lo que en mi opinión no debe ser tomado tan a la ligera la elaboración de una investigación dado que es necesaria la realización de un estudio preliminar para determinar si se cuenta con la información necesaria y en caso de no tenerla, si es posible obtenerla por medio de la investigación. Muchas veces, basta con la elaboración de un plan de trabajo o de unos antecedentes para iniciar con el proceso de disminución de los efectos producidos por factores como el contexto social para con la investigación.

En conclusión, considero que desde el momento en que la arqueología contó con teorías y un método, debe ser considerada una ciencia cuyo proceso ha sido en su mayoría un proceso lineal y acumulativo que ha ido creciendo y haciéndose más integra y mejor con el paso del tiempo debido a los nuevos descubrimientos. Asimismo, considero que si bien una ciencia puede ser producto de un proceso acumulativo, no necesariamente debe ser así pues puede ser un proceso no acumulativo dado que no siempre se cuentan con precedentes de un mismo aspecto en una investigación arqueológica. Opino también que en algunos momentos hay descubrimientos que producen cambios bruscos y revolucionarios por lo que un arqueólogo debe estar atento a las investigaciones que preceden a la propia y debe conocer los aspectos que podrían influir en su investigación para poder buscar formas alternativas que disminuyan dicha influencia.

Referencias

Fernandez, V. (2000). Historia de la Arqueologia. En V. Fernandez, Teoria y Metodo de la Arqueologia (págs. 21-38). Editorial Síntesis: Madrid.
Gosden, C. (1999). Anthropological Archaeology and Archaeological Anthropology. En C. Gosden, Anthropology & Archaeology: A changing relationship (págs. 1-11). Londres: Routledge.
Trigger, B. (1992). La Importancia de la Historia de la Arqueología. En B. Trigger, Historia del Pensamiento Arqueologico (págs. 13-35). Barcelona: Editorial Crítica, S.A.


lunes, 18 de abril de 2016

Relación entre el Área Intermedia y la Región Mesoamericana

 Datos de la autora: 
Katherine L. García 
Estudiante de Licenciatura en Arqueología 
San Salvador, 2016

Resumen
En esta investigación se aborda información sobre los elementos culturales característicos del Área Intermedia y el Área Mesoamericana las cuales han sido ocasionalmente comparadas dado a que la primera de estas áreas ha sido vista como una población resultante de corrientes difusionistas de Mesoamérica y de áreas culturales de Sur América como el Área Andina por lo que en este artículo se aproxima a estos elementos culturales teniendo en cuenta que el Área Intermedia pudo ser el resultado de un desarrollo autóctono a pesar de la relación existente entre esta área y sus vecinas de modo a que se comprenda mejor la relación que existió entre Mesoamérica y el Área Intermedia.
Se plantea también la importancia de tener en cuenta un estudio multidisciplinario para el desarrollo de una investigación entre estas dos áreas culturales con el propósito de llegar a resultados más óptimos e íntegros.
Palabras clave: Mesoamérica, Área Intermedia, Área Cultural, Relaciones.

Abstract
This investigation approaches information about cultural elements that characterize the Intermediate Area and the Mesoamerican Area which have usually been compared since the first one has been seen as a result of diffusionists currents from Mesoamerica and others areas from South America as the Andean Area so this article focus this cultural elements taking into consideration that the Intermediate Area could have been a result of an autochthone development in spite of the existent relation between this area and its neighbors in a way to understand better the relationship existent among Mesoamerica and the Intermediate Area.
Also it arises the value of having into consideration a multidisciplinary study for a research development among this two cultural areas with the propose of reaching optimum and integral results.
Keywords: Mesoamerica, Intermediate Area, Cultural Area, Relations.



América precolombina
Desde el siglo XVI diferentes grupos europeos viajaron al “Nuevo Mundo” estableciendo así una nueva red de comunicaciones entre el Viejo y Nuevo Mundo, esta época sin embargo, no fue cuando América se descubrió pues desde hace más de 10,000-50,000 años AP este continente ha sido el hogar de diferentes grupos de personas con diversas maneras de organización social, política y económica. Mientras que unos vivían como cazadores-recolectores, otros vivían en grandes cacicazgos e inclusive en Estados (Ángel, 2006).
Según Fonseca (2003), es posible dividir América en diferentes regiones históricas tomando como base diferentes estudios etnográficos realizados con el paso del tiempo pues su población era diversamente compleja en cuando a su organización social y a su tecnología, estas regiones se entienden cómo:
Procesos que señalan el uso de una misma área o territorio por parte de grupos territoriales históricamente diferenciados. Esto permite entender cómo una misma región geográfica ha sido utilizada o humanizada a lo largo de la historia; como cada momento histórico ha contribuido para que se dé el enlace con los subsecuentes, vale decir, como los grupos domésticos y territoriales que actuaron sobre su territorio han diseñado e implementado los modos de vida en cada formación económico social, sobre una misma región geográfica. (p. 25).
De este modo, se presentan diferentes áreas culturales las cuales son: Ártico, Subártico, Valle Interior, Costa Noroeste, California, Baja California, Llanuras, Suroeste, Gran Cuenca, Bosques del Este, Nordeste de México-Texas, Mesoamérica, Área Intermedia, Caribeña, Peruana, Chaco, Amazonia, Sur Andina, Este de Brasil, Fueguina y Pampeana (Ídem).
De todas las áreas culturales del continente Americano, se considera que destacan tres áreas: Mesoamérica, el Área Andina y el Área Intermedia pues es donde se desarrollaron diferentes formas de culturas y civilizaciones en diferentes periodos hasta la llegada y conquista de estos territorios por grupos de españoles (Gómez, 2003). Este artículo se centra en el Área Intermedia y Mesoamérica y las relaciones que existieron entre las poblaciones de estas por lo que a continuación se presenta información de estas áreas.

Mesoamérica.
Una de estas regiones de América en las cuales el ser humano se establece y desarrolla es la denominada “Mesoamérica” por Paul Kirchhoff (1960) que presenta como frontera norte el rio Panúco al Sinaloa, México y como frontera sur la desembocadura del rio Montagua hasta el Golfo de Nicoya en Nicaragua; es decir, que comprende gran parte de los territorios actualmente conocidos como México, Guatemala, El Salvador, Honduras y una pequeña parte de Nicaragua.
Mesoamérica es un área cultural que represento el hábitat de diferentes grupos étnicos de cazadores-recolectores con rasgos lingüísticos y culturales parecidos lo cual impulso esta denominación para brindar una mejor identificación del área para muchas personas siendo los principales los investigadores (Kirchhoff, 1960).
Según Monterroso (1999), Mesoamérica se divide en cinco periodos cronológicos principales: Paleoindio (10,000-7,000 a.C.), Arcaico (7,000-2,000 a.C.), Preclásico (2,000 a.C.-250 d.C.), Clásico 250-900 d.C.) y el Postclásico (900-1525 d.C.), cada uno de estos periodos caracterizados por determinados aspectos culturales por lo que es importante el tener en consideración la existencia de otros periodos y las diferentes denominaciones otorgadas a estos.
Dentro de las sociedades que conforman Mesoamérica existen rasgos culturales semejantes como la construcción de pirámides escalonadas, la escritura jeroglífica, determinados dioses o deidades (Tláloc por ejemplo), creencias religiosas, agricultura similar, ciertas formas de sacrificio humano y auto sacrificio. Algunos de estos rasgos a pesar de presentar ciertas diferencias entre un grupo y otro son muy parecidas, por ello Paul Kirchhoff (1960, p. 8) las atribuye a esta área y a partir de ello propone tres grupos de distribución:
-Elementos exclusiva o al menos típicamente mesoamericanos.
-Elementos comunes a Mesoamérica y a otras superáreas culturales de América.
-Elementos significativos por su ausencia en Mesoamérica.
            Dentro de las culturas que destacaron de esta área cultural se encuentran Los Olmecas, Mayas y Aztecas quienes fueron poblaciones altamente desarrolladas y con una complejidad social, económica y política que les ha permitido llegar a considerarse como grandes civilizaciones Americanas (Gómez, 2003).
Área Intermedia
El “Área Intermedia”, “Baja Centroamérica” o “Circuncaribe” es un área cultural del continente americano que geográficamente se sitúa en la zona que abarca desde el oriente del territorio actualmente conocido como Honduras; la costa atlántica, el centro de Nicaragua; Costa Rica, Panamá, la mitad occidental de Colombia, el occidente de Venezuela y las tierras altas y la costa de Ecuador (Constela, 1991).
Constela (1991) afirma que a pesar de las diferentes denominaciones para esta área cultura, el arqueólogo Wolfgang Haberland la denomino como “Área Intermedia” a finales del siglo XX y desde entonces este nombre ha sido utilizado con mayor frecuencia a pesar de que muchos investigadores consideran que es un título erróneo ya que se deriva a que esta zona se ubica entre dos de las consideradas como las áreas más importantes de América: el Área Andina y Mesoamérica.
Para Gordon Willey (1971, citado en López, 1995), el Área Intermedia se caracterizaba por ser una población con una actividad agrícola intensiva donde los cultivos de yuca y el maíz predominaban, una población dividida en asentamientos tipo aldeas, una cultura material basada en artefactos de cerámica, piedra e incluso en menor grado metales y en emplazamientos ceremoniales y enterramientos de diferente tipo como urnas, pozos y ajuares.
En cuanto a sus periodos culturales, se establecen cinco: El primer periodo (?-3000 a.C.), el Periodo Cerámico Temprano (3000-1500 a.C.), el Periodo Formativo (1500-500 a.C.), el Periodo de Desarrollo Regional (500 a.C.-500 d.C.) y el Periodo Tardío (500-1550 d.C.) (Constela, 1991).
Se considera también que el Área Intermedia es igual de importante que sus áreas vecinas debido a que considera que Costa Rica y Panamá formaban un puente natural en la antigua América por medio del cual se podía llevar a cabo la interacción entre el Norte/Centro y el Sur del continente es decir, entre Mesoamérica y el Área Andina (Fonseca O. , 2003).
López (1995), afirma que a pesar de ser una zona que se ha visto constantemente de una forma peyorativa en comparación constantemente con sus áreas vecinas, la población del Área Intermedia consistían en pequeños agrupamientos que se bastaban a sí mismos dado a que preferían la agricultura, el comercio y la caza sobra la guerra y a diferencia de sus vecinos, la migración de grandes distancias tampoco era un elemento que fuera necesario debido a la riqueza del medio ambiente de la zona por lo que eran una población autosustentable que logro permanecer por cientos de años y por ello debería de ser apreciada de esta forma en lugar de su posición geográfica.
Dentro de las culturas que destacan de esta Área se encuentran principalmente el área Chibcha pues investigadores como Paul Kirchhoff (1960) hacen referencia a esta área denominándola el “Área Chibcha”. A pesar de que los chibchas son considerados como la gran cultura del Área Intermedia, no fueron la única población que habito la zona, también podemos encontrar grupos como los Niquiranos, Chorotegas,  Chontales, Caribisis, Huetares y otros grupos más (García, 2016).
A pesar de que la población del Área Intermedia tenía contacto con las poblaciones mesoamericanas y andinas, en esta área surgieron elementos culturales de forma partículas que pudieron haber surgido simultáneamente en sus áreas vecinas o que posteriormente fueron adoptadas por esta. Este proceso cultural pudo haberse desarrollado también de forma inversa, por lo cual es necesario el analizar con mayor profundidad la relación existente entre la población del Área Intermedia y la de Mesoamérica.

Relación entre el Área Intermedia y la Región Mesoamericana
Según García & Izard (1991), “Debido a la propia morfología del Istmo Centroamericano, a su situación geográfica entre dos áreas culturales, la afluencia de elementos mesoamericanos, caribes y andinos fue una constante. Este hecho matizó, aunque no determinó el desarrollo cultural de la Baja América Central” (p. 37).
Es conocido por medio de la escasa información arqueología recopilada que debido a su posición geográfica, el Área Intermedia tenía relaciones comerciales con grupos de áreas vecinas como Mesoamérica al Norte y el Área Andina, Caribeña y Amazónica al Sur; esto podemos verlo reflejado en que para la población del Área Intermedia, el maíz y la yuca se dan como principales cultivos en diferentes proporciones con el paso del tiempo. En el territorio actualmente conocido como Colombia, por ejemplo, se ha encontrado evidencia arqueológica que denota que la yuca precedió al maíz lo cual se ha interpretado como que las relaciones entre el Área Intermedia con el Área Caribeña y Amazónica precedieron a las relaciones entre el Área Intermedia y Mesoamérica (Constela, 1991).
Las fronteras de áreas como Mesoamérica y la Intermedia fueron siempre zonas de intercambio y esto se puede observar en evidencia arqueológica que muestra diversos artefacto provenientes del preclásico mesoamericano en lugares como Costa Rica pero que denotan también rasgos culturales de las culturas contemporáneas de Colombia y Ecuador (Pastor, 2011).
De acuerdo a lo planteado hasta el momento, es posible afirmar que tanto en el Área Intermedia como Mesoamérica se contaba con diferentes procesos culturales pero que ocasionalmente esta cultura se veía en tan estrecha relación que los artefactos denotaban esta relación llegando a resultar artefactos donde este vínculo se ve reflejado.
A través de su estudio para determinar el área que comprende Mesoamérica, Kirchhoff (1960) estudia diferentes elementos culturales de los cuales esta investigación tomara los elementos comunes entre Mesoamérica y a otras superáreas culturales de América, especialmente entre Mesoamérica y el Área Intermedia o “Área Chibcha” como es denominada por Kirchhoff; para ello se presenta la tabla 1 en la cual se presentan los elementos culturales y se señala su presencia o ausencia en Mesoamérica y en el Área Chibcha.


Tabla 1: Elementos culturales de Mesoamérica y el Área Chicha. Tomado de Kirchhoff (1960, p. 18).

Con base a la Tabla 1 es posible observar que de los 45 Elementos culturales planteados por Kirchhoff, Mesoamérica y el Área Intermedia comparten 31 elementos, mientras que los demás, 6 se desarrollaron solo en el Área Intermedia y 8 solo en Mesoamérica. Estos rasgos culturales compartidos pudieron haber sido el resultado de una estrecha relación cultural o bien pudieron haber surgido en diferentes épocas en estas áreas.
Para García & Izard (1991), esta difusión de elementos (que pudieron haber surgido ya sea en Mesoamérica o el Área Intermedia) pudo haberse realizado por medio de múltiples canales, siendo las migraciones y el comercio los medios más importantes pues el comercio es el que porta diferentes aspectos culturales como la religión y el arte mientras que la migración produce aculturación y transculturación, inclusive se cuenta con evidencia arqueológica que respalda el desarrollo de migraciones entre estas dos áreas en la segunda mitad del V Periodo y en el VI Periodo.

Conclusión
            El Área Intermedia es un área cultural que a pesar de su importancia geográfica por ser el puente natural que une dos de las áreas culturales más importantes de América, tiene una importancia autónoma pues la población que se desarrolló en la zona  mejoró el estilo de vida de sus habitantes ya que muchas de estas poblaciones realizaron procesos como la agricultura intensiva con una tecnología autóctona de la región. Debido a esto se considera que la forma peyorativa de ver a esta región es completamente errónea.
            En cuanto a la relación existente entre el Área Intermedia y Mesoamérica, sin duda estas áreas culturales se relacionaron en lazos de comercio e incluso hay evidencia de posibles migraciones de grupos que se trasladaron de un área a otra. Asimismo, es importante el tener en cuenta el hecho de que las fronteras de estas áreas fluctuaron con el paso del tiempo por lo que el determinar con seguridad una relación entre estas poblaciones se ve enfrentada ante esta problemática; sin embargo, es posible que el hecho de que estas poblaciones compartieran determinados elementos culturales sea debido a esta relación que presentaban ya que como se ha afirmado, existe evidencia arqueológica que señala estas conexiones.
            Es importante también el tener en consideración que de acuerdo a la información recopilada, las investigaciones realizadas hasta el momento entre el área Intermedia y Mesoamérica han sido de enfoques arqueológicos, etnográficos y en menor grado etnohistóricos por lo que han dejado vacíos dentro de sus resultados al no integrar un estudio lingüístico considerando que este podría ayudar para comprender mejor las dinámicas entre estas dos áreas culturales.

Referencias

Ángel, M. (2006). Las culturas precolombinas de América. España: Embajada de España en Reino Unido.
Constela, A. (1991). Las Lenguas del Área Intermedia: Introduccion a su estudio areal. San José: Universidad de Costa Rica.
Fonseca, O. (2003). Historia antigua de Costa Rica: surgimiento y caracterización de la primera civilizacion. San José: Universidad de Costa Rica.
García, K. (17 de 04 de 2016). Articulos Arqueológicos: Área Intermedia y sus grupos culturales. Obtenido de Área Intermedia y sus grupos culturales: http://articulosarqueologicos95.blogspot.com/2016/04/area-intermedia-y-sus-grupos-culturales.html
García, P., & Izard, M. (1991). Conquista y Resistencia en la Historia de América. Barcelona: Universitat de Barcelona.
Gómez, S. (2003). Atlas de Historia de América. Limusa Noriega Editores.
Kirchhoff, P. (1960). Mesoamerica. Sus limites geográficos, composición étnica y carácteres culturales. México D.F.: Ediciones digitales.
López, Á. (1995). De acá para allá: lenguas y culturas amerindias. Presentación de las lenguas y culturas Chibchas. Valencia: Universitat de València.
Monterroso, M. (1999). Esquema Cronológico de Mesoamérica. Guatemala: Fundación para la cultura y el desarrollo de Guatemala.
Pastor, R. (2011). Historia mínima de Centroamérica. México: Centro de Estudios Históricos.



domingo, 17 de abril de 2016

El juego de pelota mesoamericano: ¿Creación Olmeca?

 Datos de la autora: 
Katherine L. García 
Estudiante de Licenciatura en Arqueología 
San Salvador, 2016

Introducción
Hace alrededor de unos 40,000 años se lleva a cabo lo que se conoce como el poblamiento del continente americano pues se considera que en esa fecha el ser humano llega a América y es esto lo que permite al ser humano el poder asentarse en diferentes regiones del continente (Sodi, 1992).

Una de estas regiones es la denominada “Mesoamérica” por Paul Kirchhoff (1960) que presenta como frontera norte el rio Panúco al Sinaloa, México y como frontera sur la desembocadura del rio Montagua hasta el Golfo de Nicoya en Nicaragua.

Mesoamérica es un área cultural que represento el hábitat de diferentes grupos étnicos de cazadores-recolectores con rasgos lingüísticos y culturales parecidos lo cual impulso esta denominación para brindar una mejor identificación del área para muchas personas siendo los principales los investigadores (Kirchhoff, 1960).

Según Monterroso (1999), Mesoamérica se divide en cinco periodos cronológicos principales: Paleoindio (10,000-7,000 a.C.), Arcaico (7,000-2,000 a.C.), Preclásico (2,000 a.C.-250 d.C.), Clásico 250-900 d.C) y el Postclásico (900-1525 d.C.). Sin embargo, es importante el tener en consideración la existencia de otros periodos así como las diferentes denominaciones con las cuales se pueden identificar los periodos previamente mencionados así como las características principales presentes por estos periodos entre las cuales destacan:
 Paleoindio (10,000-7,000 a.C.): Se considera que es en este periodo en el que el ser humano llega a América ante lo cual existen una serie de teorías que van desde una llegada por medio del estrecho de Bering hasta migraciones transoceánicas (Uriarte & Staines, Acercarse y mnirar: homenaje a Beatriz de la Fuente, 2004). Asimismo, este periodo se caracteriza por que su población tenía como base alimenticia la cacería de mega fauna que habitaba en el continente durante la época pues la agricultura y la recolección aun no estaban presentes. En Mesoamérica no hay mucha evidencia arqueológica que haga referencia a este periodo debido a que se considera que la población no era completamente sedentaria y las construcciones no eran permanentes (Monterroso, 1999).
Arcaico (7,000-2,000 a.C.): Dentro de este periodo se desarrolla la recolección como sustento alimentario pero la cacería continua siendo parte de la dieta (Ídem). Para Sodi (1992), este periodo se caracteriza por ser el periodo “pre cerámico” pues posterior a este periodo, agricultura y la manipulación de la arcilla da inicio.
Preclásico (2,000 a.C.-250 d.C.): Monterroso (1999) divide el preclásico en tres periodos y les atribuye las siguientes características:
A) Preclásico Temprano (2000-800 a.C.): Las poblaciones son sedentarias y se inicia la diversificación de tareas por lo que la población se empieza a jerarquizas lo que a la vez da paso a un crecimiento demográfico  y ceremonial pues el ser humano empieza a adoptar diferentes deidades lo que impulsa una serie de diferentes prácticas culturales. Dentro de este periodo se considera que empieza a desarrollarse el juego de pelota.
B) Preclásico Medio (800-400 a.C.): Periodo caracterizado por presentar una población demográficamente grande al igual que un sustento alimenticio basado en la agricultura. Se edifican grandes centros de poder ubicados principalmente en el Altiplano Mexicano y en la Costa Sur guatemalteca (Lowe, 1998).
 C) Preclásico Tardío (400 a.C.-250 d.C.): Periodo en el que se lleva a cabo un gran desarrollo tecnológico entre lo cual destaca la escritura, arquitectura y la religión (Sodi, 1992).
Clásico (250-900 d.C): Periodo mesoamericano en el que las artes y la cerámica presentan mayor dedicación en cuanto a decoración (Uriarte & Staines, 2004). Monterroso (1999) realiza una división del periodo clásico en dos periodos:
A) Clásico Temprano (250-600 d.C.): periodo caracterizado por ser de mayor desarrollo para las artes en los sitios del Peten y de sitios como Teotihuacán pues muchos sitios en Mesoamérica presentan influencia teotihuacana.
B) Clásico Tardío 600-900 d.C.): periodo caracterizado por ser de mayor desarrollo de las tierras bajas mayas.
Postclásico (900-1525 d.C.): Al igual que el periodo Clásico, el Postclásico es dividido en dos:
A) Postclásico temprano (900-1250 d.C.): Muchos sitios de poder en el Petén colapsan debido a diferentes razones que van desde crecimiento demográfico descontrolado hasta fenómenos naturales que afectan a gran parte de la población (Ídem).
B) Postclásico tardío (1250-1525 d.C.): periodo caracterizado por ser el momento en el cual los centros de poder en el Altiplano de Guatemala se encuentran en su apogeo y por presentar gran influencia mexica en muchas áreas de Mesoamérica. La finalización de este periodo varía en los diferentes países que conforman actualmente Mesoamérica debido a que finaliza con la llegada de los españoles y estos llegaron en fechas diferentes a cada uno de los países (Ídem).
Para investigadores como Sodi (1992) y Lowe (1998), al hablar sobre los grupos étnicos que habitaron Mesoamérica, todo inicia con los Olmecas pues este grupo es uno de los más antiguos identificados en este territorio lo que ha conllevado a que diferentes rasgos culturales se les haya atribuido a los olmecas.
Ante esto muchos le han otorgado a los olmecas el título de “cultura madre” lo que ha conllevado a discusiones posteriores por otros investigadores que sugieren un título de “cultura hermana” proponiendo que existían otros grupos culturales contemporáneos e incluso previos a los olmecas y que fueron ellos quienes desarrollaron o crearon gran parte de estos rasgos culturales que se les suelen atribuir a los olmecas (Flannery & Marcus, 2000).
Uno de estos rasgos culturales es el juego de pelota pues para muchos esto es creación o invención olmeca mientras que otros investigadores consideran que fueron grupos previos o contemporáneos a los olmecas quienes crearon estas prácticas y es esta temática la cual se discutirá dentro de este ensayo ¿Son realmente los olmecas quienes crearon el juego de pelota mesoamericano que más  tarde adoptan culturas como los Mayas? O ¿es esta práctica creada por otro grupo étnico?
 Los Olmecas
Según Lowe (1998), los olmecas fueron la primera sociedad avanzada o civilización mesoamericana y habitaron un área que va desde el sureste de México hasta algunas partes de Guatemala y El Salvador entre 1,300 y 400 a.C. asentándose principalmente en el golfo sur en Chiapas y Guatemala pero inicialmente teniendo como centros de poder San Lorenzo en Veracruz y La Venta en Tabasco.
La denominación “olmeca” fue otorgada por diferentes investigadores de esta cultura en referencia a que vivían en la “tierra de hule” pues es de esta forma en la cual la palabra “olmeca” se traduce del náhuatl. De acuerdo a diferentes investigaciones, se considera que los olmecas provenían de una tradición evolutiva que se ha denominado como “pre olmeca” entre los años de 1,700 y 1,200 a.C. situada en lo que actualmente se conoce como México (Ídem.).
Para Lowie (1998):
El logro de la civilización prístina en esta zona aparentemente resulto de dos factores principales: primeramente la superioridad estratégica de su ambiente ribereño favorable para el crecimiento de una población grande con clases sociales desarrolladas; y, por consiguiente, estímulos foráneos, llegados de otras regiones del territorio de México actual en siglos anteriores. (pp. 37)
Como previamente se ha mencionado, uno de los rasgos característicos de los olmecas eran su extensa red de comercio lo que implica también una relación entre los olmecas y otros grupos étnicos que a pesar de existir una gran discusión en torno a la temática, se considera que dicha red de comercio se logró extender desde el centro mexicano hasta Costa Rica (Elbibliote.com, 2015).
Sin embargo, dentro de esta investigación se considera que actualmente no se han logrado identificar suficientes vestigios arqueológicos olmecas más al sur del Occidente salvadoreño e inclusive, muchos autores consideran que en El Salvador la influencia olmeca se ha visto limitada a Chalchuapa.
A pesar de lo previamente planteado, se considera que los olmecas fueron considerados como grandes difusores y creadores de muchas prácticas culturales más tarde adoptadas y mayor desarrolladas por otros grupos mesoamericanos. Sin embargo, es importante el tener en consideración que los olmecas no se limitaron a dar elementos culturales sino que también adoptaron diferentes elementos de otras culturas que habitaban en el área durante y previo al periodo habitacional olmeca (Elbibliote.com, 2015).
De acuerdo con Tabarev (2007), los olmecas fueron una población que explotó diferentes materiales para la creación distintos artefactos, dentro de estos materiales destacan la obsidiana, el jade, la serpentina, la cerámica, la magnetita, la piedra (especialmente basalto); también era frecuente la representación de elementos naturales dentro de sus expresiones culturales tales como los animales (jaguares, tortugas, aves, cocodrilos y moluscos) así como vegetación entre la cual destaca el maíz.
Según Soustelle (1983), la cultura olmeca ejerció gran influencia en su época, dicha influencia no es atribuida a un carácter imperial pues se considera que los olmecas no sometieron de ninguna forma a los grupos étnicos contemporáneos sino que al contrario de los mexicas y los mayas, los olmecas ejercieron esta influencia por medio de una serie de redes comerciales que promovieron. Esta interpretación se ha elaborado a partir de rasgos arqueológicos que han permitido el contemplar a los olmecas no como una cultura guerrera sino más bien como una cultura cuya religiosidad estaba muy arraigada lo cual podría haberles otorgado un alto nivel de poder ya que uno de los rasgos que caracterizan a los olmecas son sus enormes rasgos monumentales.
Tras haberse expuesto las principales características que presentaron los olmecas así como la influencia desempeñada por estos, muchos estudios han conllevado a otorgarles el título de “cultura madre” a la población olmeca lo que ha incentivado en los últimos años a una creciente discusión al respecto.
Cultura madre
            Esta postura de los olmecas como “cultura madre” es planteada por investigadores como Covarrubias (1946), Caso (1965), Bernal (1969), Diehl (1989), Tolstoy (1989)  y Lowe (1989) (citados en Uriarte & Staines, 2004), quienes plantean que los olmecas crearon un modo de vida nuevo que más tarde fue la inspiración de todas las culturas mesoamericanas.
Pool (2007) considera que esta identificación hacia los olmecas como la “cultura madre” mesoamericana surge a principios de los 40’s planteando que los olmecas eran unos progenitores individuales de las civilizaciones mesoamericanas partiendo desde un difusionismo desde una cultura -los olmecas- de mayor antigüedad por lo que tras la realización de dataciones por medio de radiocarbono las cuales dieron a conocer la antigüedad de la población olmeca que se considera de aproximadamente 3,215 años antes del presente.
 En adición a los elementos culturales identificados en diferentes áreas de Mesoamérica también identificados en regiones olmecas, se estableció que por ser una cultura tan antigua y por tener presencia de rasgos culturales que más tarde son adoptados por distintas civilizaciones, los olmecas fueron la cultura madre y esta fue una idea que permaneció durante tres décadas hasta que durante 1970 diferentes investigadores formularon el concepto de cultura olmeca como cultura hermana de cual se discutirá a continuación.
 Primus inter pares
Esta ideología es una alternativa de los conocidos como “no tradicionalistas” quienes han desarrollado diferentes investigaciones desde el año 1970 en distintas áreas afuera de lo que se ha denominado como territorio olmeca  así como en la Costa del Golfo Olmeca. A través de estas investigaciones que se ha desarrollado la ideología de “primus inter pares” o conocida también como “cultura hermana” la cual plantea que durante el Preclásico mesoamericano existían diferentes grupos culturales que compartían símbolos y que se influenciaban e interactuaban unos con los otros por lo que los olmecas vendrían siendo más una cultura hermana que una cultura madre (Pool, 2007).
            De la misma forma, Lowie (1998) plantea también que por medio de sus avances culturales, los olmecas causaron que otros grupos culturales los imitaran pues su calidad y cantidad de obras eran muy representativas, pero que no por esto se le debería de denominar a los olmecas como una “cultura madre” ya que por medio de esto se estarían negando o desestimando las posibles contribuciones de otros grupos étnicos mesoamericanos entre los cuales se pueden mencionar lo otomíes y los pames arcaicos.
            Lowie (1998, pp. 38) plantea también que:
Cada región desarrolló su propia cultura, con sus propias peculiaridades…Es ilógico suponer que todo este progreso fue logrado mediante la interacción de regiones y grupos, y mediante una cooperación y un proceso de asimilación de intensidades variables e incalculables, según de que etnias se tratara, y frente a otras barreras como las naturales.
Según Uriarte & Staines (2004), existen investigadores como Flannery (1976), Demarest (1989), Grove (1989), Marcus (1989), Love (1991) y Niederberger (2000) quienes consideran que los olmecas solamente compartieron con grupos como los zapotecas, mayas y totonacas, un estilo de vida que más tarde marco Mesoamérica.
            Es importante también el tener en consideración el que junto a estos “estilos olmecas” se han encontrado también objetos, costumbre y estilos que no son enteramente indicativos de los olmecas pues hace alusión a unas tradiciones, ordenes sociales y gustos locales de la región por lo que se interpreta que así como en Mesoamérica se han compartido diferentes rasgos culturales durante distintos periodos, la región de México, Guatemala y El Salvador (región conocida como “olmeca” ) muestra también rasgos culturales muy parecidos y si a esto agregamos la extensa red comercial de la época junto a la cercanía geográfica, es muy posible que estos rasgos que se han denominado como característicos de los olmecas, hubieran sido adoptados por ellos de otro u otros grupos étnicos previos o contemporáneos a ellos (Lowe, 1998).
Sin duda alguna, los rasgos culturales olmecas no fueron todos aportes de otros grupos culturales pues en sitios que diferentes investigaciones han permitido concluir de que son olmecas, como La Venta, surgen elementos culturales por primera vez en Mesoamérica. Uno de estos elementos es la demarcación neta entre el espacio urbano y el resto del territorio por lo que la ciudad se ve separada del campo (Florescano, s.f.).
            Ahora bien, habiendo establecido que existen diferentes corrientes teóricas sobre la población que creó y desarrollo prácticas culturales como el arte, la escritura, la estratificación social, el juego de pelota y otras prácticas, se da paso a interrogantes sobre si existió una cultura madre que vendría siendo la olmeca o si realmente las civilizaciones posteriores fueron el resultado de un conjunto de influencias de diferentes grupos culturales.
            Dentro de esta investigación se considera con mayor objetividad la idea de los olmecas como cultura hermana o como primus inter pares pero con esto no se intenta minimizar la importancia desempeñada por los olmecas. Sin embargo, se pretende reflexionar si elementos culturales como el juego de pelota tienen un origen olmeca o realmente fue creado por alguna de estas otras culturas contemporáneas o previas a los olmecas.
 El juego de pelota mesoamericano
            Según Oliveros (1992, pp. 49), “el juego es tan antiguo como el hombre mismo, nace con él. A través del juego, el hombre crea y recrea su propia esencia, su cultura particular.” Por lo que juegos como el juego de pelota mesoamericano tienen una importancia significativa para la población que lo jugo sin importar la función que este juego podría haber desempeñado pues de acuerdo a diferentes investigaciones, el juego de pelota cumplió con una gran diversidad de funciones lo cual se discutirá un poco dentro de este ensayo.
Para Hammond (1976), el juego de pelota o también llamado pok-ta-pok para los Mayas y tlachtli para los Mexicas o Aztecas, es un aspecto característico dentro de las culturas mesoamericanas precolombinas pues a pesar de ser encontrado con una gran diversidad de formas en las cuales se jugaba, esta práctica es una que se extendió por casi toda Mesoamérica.
Tanto las reglas, el equipo, la función y la cantidad de jugadores variaron en diferentes periodos y espacios pero algunas características se han mantenido tales como la forma en la cual se competía que era entre dos jugadores o dos equipos, la pelota y la localidad que era en una cancha con dos estructuras una frente a la otra y dejando un pasillo en el centro en el cual se desarrollaba el juego (Hammond, 1976).
Según Camacho & Sánchez (2013), el juego de pelota mesoamericano es más que un juego pues es un ritual religioso en el que según el Popol Vuh:
Los jugadores usaban una rodela de cuero, o escudo redondo con que detenían la pelota de hule macizo; la pala que ponían sobre el brazo derecho para rebotar en el suelo la pelota; la argolla que colocaban en la pared del atrio; el hule o pelota; la corona o yagual de los jugadores y el cerco protector de la cara, especialmente de la frente y la nariz.
            Sin embargo, tanto la vestimenta como la forma en la cual se desarrollaba el juego de pelota vario en el tiempo y en el espacio pero era siempre llevado a cabo en una cancha que solía tener una forma de “I” o “doble T” lo cual se cree que hace referencia a los cuatro puntos cardinales pues se ha logrado obtener información por medio de algunos escritos indígenas como el Popol Vuh y el Chilam Balam (Camacho & Sánchez, 2013).
En cuanto a la función que desempeñaba el juego de pelota, se considera que era diversa pues en sitios como San Lorenzo y La Venta se cree que desempeñaba una función ritual hacia la tierra mientras que en sitios como Copán se considera que el juego de pelota ejercía más bien una función de culto hacia la fertilidad (Rodriguez, 2000) (Eggebrecht, Eggebrecht, Seipel, Grube, & Krejci, 2001).
Para Rodríguez (2000), en sitios olmecas como San Lorenzo y La Venta el juego de pelota además de adoptar una función ritual, se considera que es entonces cuando por primera vez se le atribuye este tipo de función ritual al juego pues en él se incluía un sacrificio humano por medio de la decapitación.
Discusión
Como previamente se ha planteado, el surgimiento de los olmecas ha sido datado alrededor de 1,300-1,200 a.C. pero sobre el juego de pelota Oliveros (1992) plantea que en el sitio arqueológico El Opeño en Michoacán, México, se encontraron dentro de una tumba ocho diferentes figurillas de barro las cuales representan una escena del juego de pelota y es importante mencionar el que El Opeño ha recibido una datación de 1,500 a.C. y que a pesar que a su población no se le ha atribuido ninguna denominación, se conoce que esta no era olmeca lo que conlleva a la idea de que unos 200-300 años antes de que los olmecas surgieran, el juego de pelota ya formaba parte de las prácticas culturales de la población mesoamericana.
Dentro del entierro mencionado, se encontraron también un yugo tallado en basalto de pequeño tamaño similar a unos encontrados en Trapacoya y Tratilco los cuales se considera que cumplían con la función de protectores para con los jugadores de este juego (Oliveros, 1992).
En adición al juego de pelota como un aporte de una cultura que no fueron los olmecas, Ortiz, Rodríguez & Delgado (1992), plantean  que no se han logrado encontrar evidencias contundentes hasta la fecha que permita afirmar que el juego de pelota surge entre los olmecas.
Sin embargo, Michael Coe y Richard Dhiel (1980, citados en Ortiz, et. al. 1992) aseguran que algunas de las figurillas encontradas en “La palangana” (San Lorenzo, Veracruz), pudieron representar a personas que jugaban el juego de pelota pues se encuentran decorados por barbiquejos y aditamentos en las piernas, brazos y caderas. A pesar de que es posible que estas figurillas encontradas por Coe y Dhiel sean representaciones de jugadores del juego de pelota, esto indicaría que los olmecas sí realizaban esta actividad pero no que fueron ellos quienes lo crearon pues el sitio arqueológico San Lorenzo no presenta una antigüedad mayor de 1,200 a.C.
A pesar de lo planteado por Oliveros (1992), Castro (1992) plantea dentro del mismo libro titulado “El juego de pelota en Mesoamérica: raíces y supervivencia” un origen para el juego de pelota datado al Preclásico Medio, es decir, entre 1,100-600 a.C. basándose en restos arqueológicos que se han datado para esa fecha.
De la misma forma, Castro (1992), afirma que el juego de pelota presenta una función religiosa y que debido a que la cultura olmeca se ha distinguido por ser una población cuya religión y elementos tecnológicos y arquitectónicos permitirían el desarrollo de un juego tan completo como el juego de pelota, no es posible atribuirle a alguna otra población esta práctica cultural.
Para Castro (1992, pp. 70), “La cultura olmeca es la única en presentar el nivel de conceptualización ideológica suficiente para servir de base a una expresión de los conceptos sumamente complejos del juego de pelota”.
Ahora bien, a pesar de que dentro de esta investigación no se duda el nivel complejo que supone el juego de pelota, no se considera que los olmecas hayan sido los únicos con la capacidad de crear algo como esta práctica cultural por lo que ideas como la planteada por Castro presentan una denotación un poco despectiva y hacen referencia a la cultura olmeca como una cultura madre lo cual se considera como una ideología desfasada en recientes investigaciones pues hallazgos recientes han permitido comprobar que existían otros grupos culturales contemporáneos a los olmecas que muy probablemente llegaron a influenciar incluso a los mismos olmecas por lo que el visualizar a estas culturas como poblaciones inferiores no es objetivamente aceptable considerando que la evidencia arqueológica demuestra que los olmecas no fueron los únicos que brindar aportes culturales a civilizaciones posteriores.
Al igual que Castro, Beristáin (1992), plantea que existe evidencia arqueológica en sitios olmecas como San Lorenzo, La Venta y El Manatí la cual consiste en figurillas que representan a jugadores del juego de pelota pero estos han sido fechados entre 1150 y 900 a.C. por lo que Beristáin menciona también que las figurillas encontradas en El Opeño, Michoacán otorgándoles una datación de 1,500 a.C. lo cual contrasta también la idea de los olmecas como creadores del juego de pelota.
Análisis de datos obtenidos
   Los Olmecas sin lugar a dudas fueron una de las grandes civilizaciones que habitaron Mesoamérica pero a pesar de sus grandes desarrollos en cuanto a arte, escritura, religión, cerámica, monumentos arquitectónicos, entre otros, no se considera que deberían de ser conocidos o nombrados como la “cultura madre” de Mesoamérica pues no fueron los únicos que desarrollaron prácticas culturales que más tarde fueron adoptadas y desarrolladas a mayor complejidad por civilizaciones posteriores.
        Asimismo, se considera que a pesar de haber sido una población con unas redes administrativas y de comercio bastante extensas, esto implica no solo una influencia ejercida por los olmecas hacia las demás poblaciones contemporáneas a ellos sino también una influencia recibida por los olmecas desde otras de estas poblaciones.
            Se considera también que aunque en regiones como Chalchuapa, El Salvador se ha podido observar lo que se ha denominado como “influencia olmeca” se debe de tener presente también el que muchas de las investigaciones previas a 1970 podrían haberle otorgado a los olmecas muchos hallazgos que podrían no haber sido de ellos al igual que muchos de las practicas arqueológicas pues incluso en libros escritos más de dos décadas después ha sido posible contemplar la discusión en torno a si prácticas culturales precolombinas como el juego de pelota tienen un origen olmeca o no, un ejemplo de ello es el libro de Uriarte (1992) en el cual muchos de los diferentes autores se limitan a presentar un origen olmeca para con el juego de pelota basándose enteramente en la evidencia de sitios como San Lorenzo dejando de lado evidencia más antigua que otros autores plantean.
Es curioso también el observar la discusión personal que tienen algunos autores como Beristáin (1992), pues a pesar de plasmar dentro de sus hallazgos evidencia arqueológica que respalda un origen del juego de pelota previo a los olmecas, dentro de su artículo además de mostrar esta evidencia y de desarrollar la evidencia que existe sobre la relación entre los olmecas y el juego de pelota, no afirma en ningún momento un origen preciso del juego de pelota ya que se limita a exponer la evidencia arqueológica sin presentar una interpretación propia lo cual podría ser el resultado de la constante discusión en torno a los olmecas como cultura madre o como cultura hermana.
Ahora bien, en base a la evidencia mencionada tanto por Oliveros, Castro y Beristáin (1992), se considera que lo planteado por Ortiz, Rodríguez y Delgado (1992) sobre la ausencia de evidencia arqueológica que sustente el que los olmecas hayan jugado al juego de pelota, es erróneo pues otros autores como los previamente planteados permiten observar evidencia que en este ensayo se considera que es lo suficientemente válida como para afirmar que los olmecas si practicaban el juego de pelota pero que el juego no fue creado o inventado por ellos.
Es importante también mencionar que en sitios como La Venta se han realizado dataciones de radiocarbono que han arrojado una antigüedad de 1,200 años a.C. apróx. pero en el caso de El Opeño no se pudo identificar una datación absoluta de este tipo.
Sin embargo, aunque la datación de El Opeño este errónea, se debe tener en cuenta que aun así esta es una datación relativa por lo que su margen de error no debería ser muy grande y que esta datación le ha otorgado a El Opeño una antigüedad de 300 años mayor a La Venta e inclusive si se llegara a comprobar que estos sitios eran contemporáneos, esto indicaría que no solo los olmecas practicaban el juego de pelota en esa época pero esto sin duda daría paso a toda una nueva serie de discusiones al respecto.
            De la misma forma, muchas personas afirman que los olmecas fueron quienes crearon el juego de pelota tomando como base el que la palabra “Olmeca” traducido del náhuatl quiere decir “habitantes de la región de hule” o “gente del país del hule” debido a que los olmecas habitaron en un territorio en el que era posible la extracción del látex de los árboles, material del cual se hacia el balón del juego de pelota pero  esta teoría pierde su significado cuando se tienen en cuenta dos elementos:
1.      La nominación “Olmeca” ha sido atribuida a esta población que habito en sitios como La Venta en 1,200 a.C. pero realmente se desconoce la forma en la cual esta población se autodenominaba.
2.      Es conocido que el espacio no desempeño una problemática para diferentes civilizaciones precolombinas pues se erigieron sitios arqueológicos con materiales que son encontrados a cientos o incluso miles de kilómetros de donde fueron edificados estos sitios e incluso al tener en consideración la posibilidad de que los Olmecas hayan ejercido influencia en regiones como Chalchuapa en El Salvador durante el Preclásico cuando habitaban en regiones como Tabasco que guardan una distancia aproximada de casi 800 kms. entre sí, el habitar una región solo porque era rica en un material primo como lo era el hule realmente se considera que pierde significancia cuando el recorrer grandes distancias no era una dificultad. Asimismo, es importante el tener en consideración que aunque sitios olmecas presenten evidencia que haga referencia a la práctica del juego de pelota, esta evidencia no es tan representativa como la que se ha encontrado en El Taijín que es uno de los sitios arqueológicos mesoamericano con más canchas de juego de pelota identificado.
Consideraciones finales
            Sin duda alguna los olmecas fueron un grupo étnico que ejerció gran influencia dentro de Mesoamérica, pues en recientes investigaciones se ha contemplado incluso la posibilidad de que su cultura haya sido plasmada en la geomorfología por medio de geoglifos (Selvas, 2013). Pero al atribuirles a los olmecas la creación del juego de pelota se está cayendo en una falta de objetividad hacia los hallazgos arqueológicos.
            A pesar de que a la población habitante de sitios como El Opeño actualmente no se le denomine de una forma específica como a los Olmecas, se considera que este no es un elemento valido para atribuirles elementos culturales como el juego de pelota a los olmecas pues aunque si bien, es posible que el hacer referencia a poblaciones como los olmecas es más fácil debido a que estos son más conocidos, se cree que este tampoco es un factor veraz.
            Sin duda alguna, el juego de pelota desempeño una gran importancia para la gran mayoría de civilizaciones mesoamericanas pues es una práctica que se ha identificado en los tres grandes periodos de esta área cultural siendo desarrollada no solo por poblaciones previas o contemporáneas a los Olmecas, e incluso por los mismos olmecas pues en es posible observar vestigios del juego de pelota en casi toda Mesoamérica. Estos vestigios son principalmente las canchas de juego de pelota pero no se limitan a las canchas pues como se ha expresado, en cerámica también se han realizado representaciones de este juego e inclusive en piedra como es el caso de la representación artística en el Juego de Pelota Sur del sitio arqueológico El Taijín (Castro, 1992).
Sin embargo, actualmente el estudio de periodos como el Preclásico y periodos anteriores a este se han visto limitados por la problemática de continuidad habitacional en las mismas áreas por poblaciones posteriores así como por la constante destrucción de sitios arqueológicos por factores antrópicos y en menor grado por factores naturales.

Referencias
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El sitio arqueológico Caserío El Hotel: Un acercamiento a su juego de pelota

Datos de la autora:  Katherine L. García  Arqueóloga  San Salvador, 2018 Localizado en el Departamento de San Miguel,El Salvador, a...