domingo, 17 de abril de 2016

El juego de pelota mesoamericano: ¿Creación Olmeca?

 Datos de la autora: 
Katherine L. García 
Estudiante de Licenciatura en Arqueología 
San Salvador, 2016

Introducción
Hace alrededor de unos 40,000 años se lleva a cabo lo que se conoce como el poblamiento del continente americano pues se considera que en esa fecha el ser humano llega a América y es esto lo que permite al ser humano el poder asentarse en diferentes regiones del continente (Sodi, 1992).

Una de estas regiones es la denominada “Mesoamérica” por Paul Kirchhoff (1960) que presenta como frontera norte el rio Panúco al Sinaloa, México y como frontera sur la desembocadura del rio Montagua hasta el Golfo de Nicoya en Nicaragua.

Mesoamérica es un área cultural que represento el hábitat de diferentes grupos étnicos de cazadores-recolectores con rasgos lingüísticos y culturales parecidos lo cual impulso esta denominación para brindar una mejor identificación del área para muchas personas siendo los principales los investigadores (Kirchhoff, 1960).

Según Monterroso (1999), Mesoamérica se divide en cinco periodos cronológicos principales: Paleoindio (10,000-7,000 a.C.), Arcaico (7,000-2,000 a.C.), Preclásico (2,000 a.C.-250 d.C.), Clásico 250-900 d.C) y el Postclásico (900-1525 d.C.). Sin embargo, es importante el tener en consideración la existencia de otros periodos así como las diferentes denominaciones con las cuales se pueden identificar los periodos previamente mencionados así como las características principales presentes por estos periodos entre las cuales destacan:
 Paleoindio (10,000-7,000 a.C.): Se considera que es en este periodo en el que el ser humano llega a América ante lo cual existen una serie de teorías que van desde una llegada por medio del estrecho de Bering hasta migraciones transoceánicas (Uriarte & Staines, Acercarse y mnirar: homenaje a Beatriz de la Fuente, 2004). Asimismo, este periodo se caracteriza por que su población tenía como base alimenticia la cacería de mega fauna que habitaba en el continente durante la época pues la agricultura y la recolección aun no estaban presentes. En Mesoamérica no hay mucha evidencia arqueológica que haga referencia a este periodo debido a que se considera que la población no era completamente sedentaria y las construcciones no eran permanentes (Monterroso, 1999).
Arcaico (7,000-2,000 a.C.): Dentro de este periodo se desarrolla la recolección como sustento alimentario pero la cacería continua siendo parte de la dieta (Ídem). Para Sodi (1992), este periodo se caracteriza por ser el periodo “pre cerámico” pues posterior a este periodo, agricultura y la manipulación de la arcilla da inicio.
Preclásico (2,000 a.C.-250 d.C.): Monterroso (1999) divide el preclásico en tres periodos y les atribuye las siguientes características:
A) Preclásico Temprano (2000-800 a.C.): Las poblaciones son sedentarias y se inicia la diversificación de tareas por lo que la población se empieza a jerarquizas lo que a la vez da paso a un crecimiento demográfico  y ceremonial pues el ser humano empieza a adoptar diferentes deidades lo que impulsa una serie de diferentes prácticas culturales. Dentro de este periodo se considera que empieza a desarrollarse el juego de pelota.
B) Preclásico Medio (800-400 a.C.): Periodo caracterizado por presentar una población demográficamente grande al igual que un sustento alimenticio basado en la agricultura. Se edifican grandes centros de poder ubicados principalmente en el Altiplano Mexicano y en la Costa Sur guatemalteca (Lowe, 1998).
 C) Preclásico Tardío (400 a.C.-250 d.C.): Periodo en el que se lleva a cabo un gran desarrollo tecnológico entre lo cual destaca la escritura, arquitectura y la religión (Sodi, 1992).
Clásico (250-900 d.C): Periodo mesoamericano en el que las artes y la cerámica presentan mayor dedicación en cuanto a decoración (Uriarte & Staines, 2004). Monterroso (1999) realiza una división del periodo clásico en dos periodos:
A) Clásico Temprano (250-600 d.C.): periodo caracterizado por ser de mayor desarrollo para las artes en los sitios del Peten y de sitios como Teotihuacán pues muchos sitios en Mesoamérica presentan influencia teotihuacana.
B) Clásico Tardío 600-900 d.C.): periodo caracterizado por ser de mayor desarrollo de las tierras bajas mayas.
Postclásico (900-1525 d.C.): Al igual que el periodo Clásico, el Postclásico es dividido en dos:
A) Postclásico temprano (900-1250 d.C.): Muchos sitios de poder en el Petén colapsan debido a diferentes razones que van desde crecimiento demográfico descontrolado hasta fenómenos naturales que afectan a gran parte de la población (Ídem).
B) Postclásico tardío (1250-1525 d.C.): periodo caracterizado por ser el momento en el cual los centros de poder en el Altiplano de Guatemala se encuentran en su apogeo y por presentar gran influencia mexica en muchas áreas de Mesoamérica. La finalización de este periodo varía en los diferentes países que conforman actualmente Mesoamérica debido a que finaliza con la llegada de los españoles y estos llegaron en fechas diferentes a cada uno de los países (Ídem).
Para investigadores como Sodi (1992) y Lowe (1998), al hablar sobre los grupos étnicos que habitaron Mesoamérica, todo inicia con los Olmecas pues este grupo es uno de los más antiguos identificados en este territorio lo que ha conllevado a que diferentes rasgos culturales se les haya atribuido a los olmecas.
Ante esto muchos le han otorgado a los olmecas el título de “cultura madre” lo que ha conllevado a discusiones posteriores por otros investigadores que sugieren un título de “cultura hermana” proponiendo que existían otros grupos culturales contemporáneos e incluso previos a los olmecas y que fueron ellos quienes desarrollaron o crearon gran parte de estos rasgos culturales que se les suelen atribuir a los olmecas (Flannery & Marcus, 2000).
Uno de estos rasgos culturales es el juego de pelota pues para muchos esto es creación o invención olmeca mientras que otros investigadores consideran que fueron grupos previos o contemporáneos a los olmecas quienes crearon estas prácticas y es esta temática la cual se discutirá dentro de este ensayo ¿Son realmente los olmecas quienes crearon el juego de pelota mesoamericano que más  tarde adoptan culturas como los Mayas? O ¿es esta práctica creada por otro grupo étnico?
 Los Olmecas
Según Lowe (1998), los olmecas fueron la primera sociedad avanzada o civilización mesoamericana y habitaron un área que va desde el sureste de México hasta algunas partes de Guatemala y El Salvador entre 1,300 y 400 a.C. asentándose principalmente en el golfo sur en Chiapas y Guatemala pero inicialmente teniendo como centros de poder San Lorenzo en Veracruz y La Venta en Tabasco.
La denominación “olmeca” fue otorgada por diferentes investigadores de esta cultura en referencia a que vivían en la “tierra de hule” pues es de esta forma en la cual la palabra “olmeca” se traduce del náhuatl. De acuerdo a diferentes investigaciones, se considera que los olmecas provenían de una tradición evolutiva que se ha denominado como “pre olmeca” entre los años de 1,700 y 1,200 a.C. situada en lo que actualmente se conoce como México (Ídem.).
Para Lowie (1998):
El logro de la civilización prístina en esta zona aparentemente resulto de dos factores principales: primeramente la superioridad estratégica de su ambiente ribereño favorable para el crecimiento de una población grande con clases sociales desarrolladas; y, por consiguiente, estímulos foráneos, llegados de otras regiones del territorio de México actual en siglos anteriores. (pp. 37)
Como previamente se ha mencionado, uno de los rasgos característicos de los olmecas eran su extensa red de comercio lo que implica también una relación entre los olmecas y otros grupos étnicos que a pesar de existir una gran discusión en torno a la temática, se considera que dicha red de comercio se logró extender desde el centro mexicano hasta Costa Rica (Elbibliote.com, 2015).
Sin embargo, dentro de esta investigación se considera que actualmente no se han logrado identificar suficientes vestigios arqueológicos olmecas más al sur del Occidente salvadoreño e inclusive, muchos autores consideran que en El Salvador la influencia olmeca se ha visto limitada a Chalchuapa.
A pesar de lo previamente planteado, se considera que los olmecas fueron considerados como grandes difusores y creadores de muchas prácticas culturales más tarde adoptadas y mayor desarrolladas por otros grupos mesoamericanos. Sin embargo, es importante el tener en consideración que los olmecas no se limitaron a dar elementos culturales sino que también adoptaron diferentes elementos de otras culturas que habitaban en el área durante y previo al periodo habitacional olmeca (Elbibliote.com, 2015).
De acuerdo con Tabarev (2007), los olmecas fueron una población que explotó diferentes materiales para la creación distintos artefactos, dentro de estos materiales destacan la obsidiana, el jade, la serpentina, la cerámica, la magnetita, la piedra (especialmente basalto); también era frecuente la representación de elementos naturales dentro de sus expresiones culturales tales como los animales (jaguares, tortugas, aves, cocodrilos y moluscos) así como vegetación entre la cual destaca el maíz.
Según Soustelle (1983), la cultura olmeca ejerció gran influencia en su época, dicha influencia no es atribuida a un carácter imperial pues se considera que los olmecas no sometieron de ninguna forma a los grupos étnicos contemporáneos sino que al contrario de los mexicas y los mayas, los olmecas ejercieron esta influencia por medio de una serie de redes comerciales que promovieron. Esta interpretación se ha elaborado a partir de rasgos arqueológicos que han permitido el contemplar a los olmecas no como una cultura guerrera sino más bien como una cultura cuya religiosidad estaba muy arraigada lo cual podría haberles otorgado un alto nivel de poder ya que uno de los rasgos que caracterizan a los olmecas son sus enormes rasgos monumentales.
Tras haberse expuesto las principales características que presentaron los olmecas así como la influencia desempeñada por estos, muchos estudios han conllevado a otorgarles el título de “cultura madre” a la población olmeca lo que ha incentivado en los últimos años a una creciente discusión al respecto.
Cultura madre
            Esta postura de los olmecas como “cultura madre” es planteada por investigadores como Covarrubias (1946), Caso (1965), Bernal (1969), Diehl (1989), Tolstoy (1989)  y Lowe (1989) (citados en Uriarte & Staines, 2004), quienes plantean que los olmecas crearon un modo de vida nuevo que más tarde fue la inspiración de todas las culturas mesoamericanas.
Pool (2007) considera que esta identificación hacia los olmecas como la “cultura madre” mesoamericana surge a principios de los 40’s planteando que los olmecas eran unos progenitores individuales de las civilizaciones mesoamericanas partiendo desde un difusionismo desde una cultura -los olmecas- de mayor antigüedad por lo que tras la realización de dataciones por medio de radiocarbono las cuales dieron a conocer la antigüedad de la población olmeca que se considera de aproximadamente 3,215 años antes del presente.
 En adición a los elementos culturales identificados en diferentes áreas de Mesoamérica también identificados en regiones olmecas, se estableció que por ser una cultura tan antigua y por tener presencia de rasgos culturales que más tarde son adoptados por distintas civilizaciones, los olmecas fueron la cultura madre y esta fue una idea que permaneció durante tres décadas hasta que durante 1970 diferentes investigadores formularon el concepto de cultura olmeca como cultura hermana de cual se discutirá a continuación.
 Primus inter pares
Esta ideología es una alternativa de los conocidos como “no tradicionalistas” quienes han desarrollado diferentes investigaciones desde el año 1970 en distintas áreas afuera de lo que se ha denominado como territorio olmeca  así como en la Costa del Golfo Olmeca. A través de estas investigaciones que se ha desarrollado la ideología de “primus inter pares” o conocida también como “cultura hermana” la cual plantea que durante el Preclásico mesoamericano existían diferentes grupos culturales que compartían símbolos y que se influenciaban e interactuaban unos con los otros por lo que los olmecas vendrían siendo más una cultura hermana que una cultura madre (Pool, 2007).
            De la misma forma, Lowie (1998) plantea también que por medio de sus avances culturales, los olmecas causaron que otros grupos culturales los imitaran pues su calidad y cantidad de obras eran muy representativas, pero que no por esto se le debería de denominar a los olmecas como una “cultura madre” ya que por medio de esto se estarían negando o desestimando las posibles contribuciones de otros grupos étnicos mesoamericanos entre los cuales se pueden mencionar lo otomíes y los pames arcaicos.
            Lowie (1998, pp. 38) plantea también que:
Cada región desarrolló su propia cultura, con sus propias peculiaridades…Es ilógico suponer que todo este progreso fue logrado mediante la interacción de regiones y grupos, y mediante una cooperación y un proceso de asimilación de intensidades variables e incalculables, según de que etnias se tratara, y frente a otras barreras como las naturales.
Según Uriarte & Staines (2004), existen investigadores como Flannery (1976), Demarest (1989), Grove (1989), Marcus (1989), Love (1991) y Niederberger (2000) quienes consideran que los olmecas solamente compartieron con grupos como los zapotecas, mayas y totonacas, un estilo de vida que más tarde marco Mesoamérica.
            Es importante también el tener en consideración el que junto a estos “estilos olmecas” se han encontrado también objetos, costumbre y estilos que no son enteramente indicativos de los olmecas pues hace alusión a unas tradiciones, ordenes sociales y gustos locales de la región por lo que se interpreta que así como en Mesoamérica se han compartido diferentes rasgos culturales durante distintos periodos, la región de México, Guatemala y El Salvador (región conocida como “olmeca” ) muestra también rasgos culturales muy parecidos y si a esto agregamos la extensa red comercial de la época junto a la cercanía geográfica, es muy posible que estos rasgos que se han denominado como característicos de los olmecas, hubieran sido adoptados por ellos de otro u otros grupos étnicos previos o contemporáneos a ellos (Lowe, 1998).
Sin duda alguna, los rasgos culturales olmecas no fueron todos aportes de otros grupos culturales pues en sitios que diferentes investigaciones han permitido concluir de que son olmecas, como La Venta, surgen elementos culturales por primera vez en Mesoamérica. Uno de estos elementos es la demarcación neta entre el espacio urbano y el resto del territorio por lo que la ciudad se ve separada del campo (Florescano, s.f.).
            Ahora bien, habiendo establecido que existen diferentes corrientes teóricas sobre la población que creó y desarrollo prácticas culturales como el arte, la escritura, la estratificación social, el juego de pelota y otras prácticas, se da paso a interrogantes sobre si existió una cultura madre que vendría siendo la olmeca o si realmente las civilizaciones posteriores fueron el resultado de un conjunto de influencias de diferentes grupos culturales.
            Dentro de esta investigación se considera con mayor objetividad la idea de los olmecas como cultura hermana o como primus inter pares pero con esto no se intenta minimizar la importancia desempeñada por los olmecas. Sin embargo, se pretende reflexionar si elementos culturales como el juego de pelota tienen un origen olmeca o realmente fue creado por alguna de estas otras culturas contemporáneas o previas a los olmecas.
 El juego de pelota mesoamericano
            Según Oliveros (1992, pp. 49), “el juego es tan antiguo como el hombre mismo, nace con él. A través del juego, el hombre crea y recrea su propia esencia, su cultura particular.” Por lo que juegos como el juego de pelota mesoamericano tienen una importancia significativa para la población que lo jugo sin importar la función que este juego podría haber desempeñado pues de acuerdo a diferentes investigaciones, el juego de pelota cumplió con una gran diversidad de funciones lo cual se discutirá un poco dentro de este ensayo.
Para Hammond (1976), el juego de pelota o también llamado pok-ta-pok para los Mayas y tlachtli para los Mexicas o Aztecas, es un aspecto característico dentro de las culturas mesoamericanas precolombinas pues a pesar de ser encontrado con una gran diversidad de formas en las cuales se jugaba, esta práctica es una que se extendió por casi toda Mesoamérica.
Tanto las reglas, el equipo, la función y la cantidad de jugadores variaron en diferentes periodos y espacios pero algunas características se han mantenido tales como la forma en la cual se competía que era entre dos jugadores o dos equipos, la pelota y la localidad que era en una cancha con dos estructuras una frente a la otra y dejando un pasillo en el centro en el cual se desarrollaba el juego (Hammond, 1976).
Según Camacho & Sánchez (2013), el juego de pelota mesoamericano es más que un juego pues es un ritual religioso en el que según el Popol Vuh:
Los jugadores usaban una rodela de cuero, o escudo redondo con que detenían la pelota de hule macizo; la pala que ponían sobre el brazo derecho para rebotar en el suelo la pelota; la argolla que colocaban en la pared del atrio; el hule o pelota; la corona o yagual de los jugadores y el cerco protector de la cara, especialmente de la frente y la nariz.
            Sin embargo, tanto la vestimenta como la forma en la cual se desarrollaba el juego de pelota vario en el tiempo y en el espacio pero era siempre llevado a cabo en una cancha que solía tener una forma de “I” o “doble T” lo cual se cree que hace referencia a los cuatro puntos cardinales pues se ha logrado obtener información por medio de algunos escritos indígenas como el Popol Vuh y el Chilam Balam (Camacho & Sánchez, 2013).
En cuanto a la función que desempeñaba el juego de pelota, se considera que era diversa pues en sitios como San Lorenzo y La Venta se cree que desempeñaba una función ritual hacia la tierra mientras que en sitios como Copán se considera que el juego de pelota ejercía más bien una función de culto hacia la fertilidad (Rodriguez, 2000) (Eggebrecht, Eggebrecht, Seipel, Grube, & Krejci, 2001).
Para Rodríguez (2000), en sitios olmecas como San Lorenzo y La Venta el juego de pelota además de adoptar una función ritual, se considera que es entonces cuando por primera vez se le atribuye este tipo de función ritual al juego pues en él se incluía un sacrificio humano por medio de la decapitación.
Discusión
Como previamente se ha planteado, el surgimiento de los olmecas ha sido datado alrededor de 1,300-1,200 a.C. pero sobre el juego de pelota Oliveros (1992) plantea que en el sitio arqueológico El Opeño en Michoacán, México, se encontraron dentro de una tumba ocho diferentes figurillas de barro las cuales representan una escena del juego de pelota y es importante mencionar el que El Opeño ha recibido una datación de 1,500 a.C. y que a pesar que a su población no se le ha atribuido ninguna denominación, se conoce que esta no era olmeca lo que conlleva a la idea de que unos 200-300 años antes de que los olmecas surgieran, el juego de pelota ya formaba parte de las prácticas culturales de la población mesoamericana.
Dentro del entierro mencionado, se encontraron también un yugo tallado en basalto de pequeño tamaño similar a unos encontrados en Trapacoya y Tratilco los cuales se considera que cumplían con la función de protectores para con los jugadores de este juego (Oliveros, 1992).
En adición al juego de pelota como un aporte de una cultura que no fueron los olmecas, Ortiz, Rodríguez & Delgado (1992), plantean  que no se han logrado encontrar evidencias contundentes hasta la fecha que permita afirmar que el juego de pelota surge entre los olmecas.
Sin embargo, Michael Coe y Richard Dhiel (1980, citados en Ortiz, et. al. 1992) aseguran que algunas de las figurillas encontradas en “La palangana” (San Lorenzo, Veracruz), pudieron representar a personas que jugaban el juego de pelota pues se encuentran decorados por barbiquejos y aditamentos en las piernas, brazos y caderas. A pesar de que es posible que estas figurillas encontradas por Coe y Dhiel sean representaciones de jugadores del juego de pelota, esto indicaría que los olmecas sí realizaban esta actividad pero no que fueron ellos quienes lo crearon pues el sitio arqueológico San Lorenzo no presenta una antigüedad mayor de 1,200 a.C.
A pesar de lo planteado por Oliveros (1992), Castro (1992) plantea dentro del mismo libro titulado “El juego de pelota en Mesoamérica: raíces y supervivencia” un origen para el juego de pelota datado al Preclásico Medio, es decir, entre 1,100-600 a.C. basándose en restos arqueológicos que se han datado para esa fecha.
De la misma forma, Castro (1992), afirma que el juego de pelota presenta una función religiosa y que debido a que la cultura olmeca se ha distinguido por ser una población cuya religión y elementos tecnológicos y arquitectónicos permitirían el desarrollo de un juego tan completo como el juego de pelota, no es posible atribuirle a alguna otra población esta práctica cultural.
Para Castro (1992, pp. 70), “La cultura olmeca es la única en presentar el nivel de conceptualización ideológica suficiente para servir de base a una expresión de los conceptos sumamente complejos del juego de pelota”.
Ahora bien, a pesar de que dentro de esta investigación no se duda el nivel complejo que supone el juego de pelota, no se considera que los olmecas hayan sido los únicos con la capacidad de crear algo como esta práctica cultural por lo que ideas como la planteada por Castro presentan una denotación un poco despectiva y hacen referencia a la cultura olmeca como una cultura madre lo cual se considera como una ideología desfasada en recientes investigaciones pues hallazgos recientes han permitido comprobar que existían otros grupos culturales contemporáneos a los olmecas que muy probablemente llegaron a influenciar incluso a los mismos olmecas por lo que el visualizar a estas culturas como poblaciones inferiores no es objetivamente aceptable considerando que la evidencia arqueológica demuestra que los olmecas no fueron los únicos que brindar aportes culturales a civilizaciones posteriores.
Al igual que Castro, Beristáin (1992), plantea que existe evidencia arqueológica en sitios olmecas como San Lorenzo, La Venta y El Manatí la cual consiste en figurillas que representan a jugadores del juego de pelota pero estos han sido fechados entre 1150 y 900 a.C. por lo que Beristáin menciona también que las figurillas encontradas en El Opeño, Michoacán otorgándoles una datación de 1,500 a.C. lo cual contrasta también la idea de los olmecas como creadores del juego de pelota.
Análisis de datos obtenidos
   Los Olmecas sin lugar a dudas fueron una de las grandes civilizaciones que habitaron Mesoamérica pero a pesar de sus grandes desarrollos en cuanto a arte, escritura, religión, cerámica, monumentos arquitectónicos, entre otros, no se considera que deberían de ser conocidos o nombrados como la “cultura madre” de Mesoamérica pues no fueron los únicos que desarrollaron prácticas culturales que más tarde fueron adoptadas y desarrolladas a mayor complejidad por civilizaciones posteriores.
        Asimismo, se considera que a pesar de haber sido una población con unas redes administrativas y de comercio bastante extensas, esto implica no solo una influencia ejercida por los olmecas hacia las demás poblaciones contemporáneas a ellos sino también una influencia recibida por los olmecas desde otras de estas poblaciones.
            Se considera también que aunque en regiones como Chalchuapa, El Salvador se ha podido observar lo que se ha denominado como “influencia olmeca” se debe de tener presente también el que muchas de las investigaciones previas a 1970 podrían haberle otorgado a los olmecas muchos hallazgos que podrían no haber sido de ellos al igual que muchos de las practicas arqueológicas pues incluso en libros escritos más de dos décadas después ha sido posible contemplar la discusión en torno a si prácticas culturales precolombinas como el juego de pelota tienen un origen olmeca o no, un ejemplo de ello es el libro de Uriarte (1992) en el cual muchos de los diferentes autores se limitan a presentar un origen olmeca para con el juego de pelota basándose enteramente en la evidencia de sitios como San Lorenzo dejando de lado evidencia más antigua que otros autores plantean.
Es curioso también el observar la discusión personal que tienen algunos autores como Beristáin (1992), pues a pesar de plasmar dentro de sus hallazgos evidencia arqueológica que respalda un origen del juego de pelota previo a los olmecas, dentro de su artículo además de mostrar esta evidencia y de desarrollar la evidencia que existe sobre la relación entre los olmecas y el juego de pelota, no afirma en ningún momento un origen preciso del juego de pelota ya que se limita a exponer la evidencia arqueológica sin presentar una interpretación propia lo cual podría ser el resultado de la constante discusión en torno a los olmecas como cultura madre o como cultura hermana.
Ahora bien, en base a la evidencia mencionada tanto por Oliveros, Castro y Beristáin (1992), se considera que lo planteado por Ortiz, Rodríguez y Delgado (1992) sobre la ausencia de evidencia arqueológica que sustente el que los olmecas hayan jugado al juego de pelota, es erróneo pues otros autores como los previamente planteados permiten observar evidencia que en este ensayo se considera que es lo suficientemente válida como para afirmar que los olmecas si practicaban el juego de pelota pero que el juego no fue creado o inventado por ellos.
Es importante también mencionar que en sitios como La Venta se han realizado dataciones de radiocarbono que han arrojado una antigüedad de 1,200 años a.C. apróx. pero en el caso de El Opeño no se pudo identificar una datación absoluta de este tipo.
Sin embargo, aunque la datación de El Opeño este errónea, se debe tener en cuenta que aun así esta es una datación relativa por lo que su margen de error no debería ser muy grande y que esta datación le ha otorgado a El Opeño una antigüedad de 300 años mayor a La Venta e inclusive si se llegara a comprobar que estos sitios eran contemporáneos, esto indicaría que no solo los olmecas practicaban el juego de pelota en esa época pero esto sin duda daría paso a toda una nueva serie de discusiones al respecto.
            De la misma forma, muchas personas afirman que los olmecas fueron quienes crearon el juego de pelota tomando como base el que la palabra “Olmeca” traducido del náhuatl quiere decir “habitantes de la región de hule” o “gente del país del hule” debido a que los olmecas habitaron en un territorio en el que era posible la extracción del látex de los árboles, material del cual se hacia el balón del juego de pelota pero  esta teoría pierde su significado cuando se tienen en cuenta dos elementos:
1.      La nominación “Olmeca” ha sido atribuida a esta población que habito en sitios como La Venta en 1,200 a.C. pero realmente se desconoce la forma en la cual esta población se autodenominaba.
2.      Es conocido que el espacio no desempeño una problemática para diferentes civilizaciones precolombinas pues se erigieron sitios arqueológicos con materiales que son encontrados a cientos o incluso miles de kilómetros de donde fueron edificados estos sitios e incluso al tener en consideración la posibilidad de que los Olmecas hayan ejercido influencia en regiones como Chalchuapa en El Salvador durante el Preclásico cuando habitaban en regiones como Tabasco que guardan una distancia aproximada de casi 800 kms. entre sí, el habitar una región solo porque era rica en un material primo como lo era el hule realmente se considera que pierde significancia cuando el recorrer grandes distancias no era una dificultad. Asimismo, es importante el tener en consideración que aunque sitios olmecas presenten evidencia que haga referencia a la práctica del juego de pelota, esta evidencia no es tan representativa como la que se ha encontrado en El Taijín que es uno de los sitios arqueológicos mesoamericano con más canchas de juego de pelota identificado.
Consideraciones finales
            Sin duda alguna los olmecas fueron un grupo étnico que ejerció gran influencia dentro de Mesoamérica, pues en recientes investigaciones se ha contemplado incluso la posibilidad de que su cultura haya sido plasmada en la geomorfología por medio de geoglifos (Selvas, 2013). Pero al atribuirles a los olmecas la creación del juego de pelota se está cayendo en una falta de objetividad hacia los hallazgos arqueológicos.
            A pesar de que a la población habitante de sitios como El Opeño actualmente no se le denomine de una forma específica como a los Olmecas, se considera que este no es un elemento valido para atribuirles elementos culturales como el juego de pelota a los olmecas pues aunque si bien, es posible que el hacer referencia a poblaciones como los olmecas es más fácil debido a que estos son más conocidos, se cree que este tampoco es un factor veraz.
            Sin duda alguna, el juego de pelota desempeño una gran importancia para la gran mayoría de civilizaciones mesoamericanas pues es una práctica que se ha identificado en los tres grandes periodos de esta área cultural siendo desarrollada no solo por poblaciones previas o contemporáneas a los Olmecas, e incluso por los mismos olmecas pues en es posible observar vestigios del juego de pelota en casi toda Mesoamérica. Estos vestigios son principalmente las canchas de juego de pelota pero no se limitan a las canchas pues como se ha expresado, en cerámica también se han realizado representaciones de este juego e inclusive en piedra como es el caso de la representación artística en el Juego de Pelota Sur del sitio arqueológico El Taijín (Castro, 1992).
Sin embargo, actualmente el estudio de periodos como el Preclásico y periodos anteriores a este se han visto limitados por la problemática de continuidad habitacional en las mismas áreas por poblaciones posteriores así como por la constante destrucción de sitios arqueológicos por factores antrópicos y en menor grado por factores naturales.

Referencias
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